17 de octubre de 2011

¡Cuánto tarda la "tardor"!

"Tardor", así llamamos al otoño en valenciano. Nunca antes esta palabra ha definido tan bien a una estación que está tardando demasiado en llegar a esta tierra privilegiada. Si bien es cierto que por la noche refresca un poquito, los días siguen siendo soleados y calurosos. A mí me gustan relucientes, espléndidos, pero no tan sofocantes. De hecho, mis días preferidos son esos de invierno en los que hace un frío que pela y sientes en la punta de la nariz la tibieza de los rayos del astro rey, que reluce orgulloso y solitario en el cielo.

Mi Dénia en malvas...
Este año parece que el verano se resiste a dejar paso a la "tardor" y por eso ésta tarda tanto en bañarlo todo de ocres y malvas... Y digo que no se va, no sólo climatológicamente hablando. En mi vida también el verano sigue dando sus últimos coletazos... Claro, el clima invita a pasear, salir y disfrutar al aire libre... Hablando del verano, hacía tanto que las musas no me visitaban que no os he contado todo lo bueno que sucedió, como la aventura que viví con mi amiga la "flor rara" en el Festival Periférico 2, en la Masía la Torre de Nogueruelas (Teruel). A pesar de las peripecias para ir, y más aún para volver, en moto (4 horas de viaje, niebla, frío, tráfico y avería del motor), mereció la pena. Por supuesto, os recomiendo la experiencia: un fin de semana perdidos en un bello paraje rural, con tienda de campaña, bajo un cielo colmado de estrellas (nunca había visto nada semejante), disfrutando de conciertos, monólogos, cuentacuentos, proyecciones... Y de nivel, ¿eh?
Las peques y su puesto de limonadas en Les Rotes, ¡qué gran momento y qué éxito!
Pero, pero, pero..., eso no fue lo mejor del verano, que vino después. Y es que, sin esperarlo, entraron en mi vida dos pequeñas princesitas muy, pero que muy especiales, a las que estuve ayudando con el repaso de las asignaturas del cole. Fueron tres semanas tan sólo, más que suficientes para encariñarnos, sobre todo yo, porque de ellas es difícil no prendarse rápidamente. Listas, guapas, divertidas y aplicadas como ellas solas, algo fuera de lo común hoy en día. La mayor de "mis peques" es también bloguera y apunta maneras como escritora y/o dramaturga. La más pequeña tiene gracia, salero y una energía desbordante que le llevará a conseguir lo que ella quiera. Lástima que hasta el próximo verano no han de volver... Me echan de menos, como yo a ellas, o al menos eso me han dicho. Me llamaron hace unos días. ¡Me emocioné tanto!

20 de junio de 2011

¿Por qué las iaias son tan buenas?

El día ha comenzado con una pregunta dulce y agradecida de mi peque: "mami, ¿por qué todas las iaias (yayas) son tan buenas?". Está encantado con la suya , que lo malcría a base de bien. Pero la cosa no ha quedado ahí. He estado con mi amado Patrick y hemos tenido que pasar por casa de su abuela, a la que siento ya casi como mía porque me acoge como a una más de la familia y derrocha conmigo afecto y generosidad. Además, he visto hoy el post de una bloguera amiga de La culpa es de Milú en el que muestra unas preciosas licoreras que le regaló su abuela.

Vamos, que no he podido evitarlo, estaba predestinado, hoy tenía que hablar de mi abuela y contaros que mi devoción hacia ella era tan grande que no tiene fin y estoy segura que llegará hasta el último de mis días. ¡La echo tanto de menos! Aunque sé que está conmigo y estoy convencida de que es mi ángel de la guarda, que me cuida y me protege cada día. Espero que me guardéis el secreto.

Se llamaba, se llama María. Tenía una frondosa mata de lana plateada coronando su pequeña cabeza. Era bajita y rechoncha y andaba de forma algo renqueante, como un pingüinito, tambaleando su cuerpecillo ligeramente de lado a lado por las calles de su Zamora (la mi Zamora, decía). Me adoraba, era fan fatal de su nieta y lo remarcaba con un orgullo y una pasión que me hacían sentir grande, muy, muy grande... Cuando iba a visitarla me paseaba por las calles zamoranas más centricas para presumir de nieta, y de nieto también, de camino hacia el mercado en el que nos compraba verduras y carne de primera y algún que otro capricho. Luego preparaba unas ensaladas, un pollo guisado y un arroz con leche que nunca dejaré de echar en falta.
En su casa compartíamos cuarto. Siempre tenía en la garganta una especie de tosecilla-carraspera y el carácter independiente dejó como huella el hábito de hablar sola y entre dientes, sobre todo a la hora del rezo antes de acostarse. Tenía una pequeña virgen en la mesita, de las que se iluminan por la noche, que guardaba sus sueños y a veces desvelaba los míos por falta de costumbre. Pero la luz me permitía comprobar que mi abuela estaba a mi lado y que al día siguiente volvería a desvivirse por la nieta más guapa y más lista del mundo.

Antes de irse, mi abuela pudo conocer a dos bisnietos, ¡qué grande! Me apena que mi peque no la recuerde, pero se la imagina tan buena como la suya por todo lo que le cuento de ella. Doy gracias porque en mi familia no ha habido más fallecimientos que los de mis abuelos. Pero con ellos he aprendido que la muerte, además de cruel, tiene un punto de absurda. Cruel porque se lleva a alguien que estimas y que necesitas..., absurda porque en realidad no se lo lleva. Mi abuela, mi María, sigue en mí.

2 de junio de 2011

La culpa... pierde el "sentío"

Espero que recordéis, quienes seguís a La culpa es de Milú desde su (cercano) inicio, un post en el que os hablaba de "Un pedacito del paraíso". Por si acaso os refresco la memoria. Contaba en él que descubrí un rinconcito maravilloso, lleno de encanto, en el puerto de Xàbia (Jávea). Un rinconcito que despertó mi imaginación y provocó en mí la necesidad de encontrar a alguien interesante con quien compartirlo, convirtiéndolo en una cálida estampa intimista. Inteligente, atractivo, sensible, conversador y ¡¡fumador!! eran las condiciones para considerar al sujeto como interesante. Y destaco lo de fumador porque, sin saber el porqué, el rinconcito mágico de Xàbia me llevó a desear una velada entre humos, brisas y salitres.

Quiero confesar, con una gran dosis de rubor y de desconcierto, que lo he encontrado. Bueno, más bien ha aparecido. Si no fuera porque tiene un aspecto muy, pero que muy masculino, os diría que ha surgido de las aguas, como las sirenas. Y me siento frágil, desorientada...

Me veo torpe en estas lides. Creo que me costaría incluso escribirle. ¡Hablar se me da tan mal! No os lo podéis ni imaginar. Me habla y no sé qué decirle, ni cómo ponerme para no parecer tonta, que lo parezco, seguro. No soy capaz de centrarme en sus palabras porque tengo que invertir todas mis fuerzas en evitar que mis ojos se pierdan en su mirada, en mantener la distancia, en acallar mis deseos, casi en vano...
Me concentro en mis sentidos, creo que me palpitan hasta las pupilas. No sé qué hacer para no preguntarme cómo serán las caricias de esas jóvenes manos, para no preguntarle si vendría conmigo a un rincón mágico, para no anhelar el roce de sus labios.

Me siento frágil, desorientada..., y dichosa. La suerte me acompaña, estoy segura. Pocas veces en la vida te encuentras con un hombre atractivo, sensible, tímido, alegre y reflexivo que te altera todos los sentidos.


Si la diosa Fortuna me sigue sonriendo, puede que algún día el eco de mi risa resuene en el paraíso. ;)

1 de junio de 2011

Sorteo en Ministry of deco

¡Hola!

En el blog Ministry of deco mi amiga Elena ha puesto en marcha un sorteo de joyitas de La culpa es de Milú. Os animo a tod@s, sin excepción, a que os paséis por él y os informéis de cómo podéis ganar el premio, que son dos sortijas, una pulsera y un broche ideales para lucir en lo que nos queda de primavera y en los días y noches del tan esperado verano (a la vuelta de la esquina ya, no desaniméis).

Pues eso, no lo dudéis, visitad Ministry of deco y, además de poneros al día en cuanto a todo lo que se refiere a la decoración, también podéis participar en el sorteo y conseguir (by the face ;)) unas piezas de bisutería artesana.

Ea, que haya suerte. Y, a l@s recién llegad@s, gracias por la visita, espero que no sea corta.
http://ministryofdeco.blogspot.com/2011/06/sorteo-en-el-blog.html

25 de mayo de 2011

El prejuicio de la energía

No sé si La culpa es de Milú o de qué o quién es, pero esta humilde servidora hasta hace no mucho (unos días) tenía un gran prejuicio hacia todas aquellas teorías referidas a las energías que albergamos e irradiamos. El tema me resultaba casi esotérico y no me fiaba de las personas que afirmaban que hay quienes enturbian o alegran el ambiente, dependiendo de su energía. Me sonaba la cosa como al típico rollito de alucinado que se quedó en la galaxia del séptimo oso amoroso después de un porro adulterado.
Sirva este post para enmendar mi error.
Cosas de la vida, todo lo que últimamente me sucede está relacionado con las energías y ha servido para desengañarme y comprobar que lo mío no eran más que prejuicios. He constatado que existen personas que, aunque no sea conscientemente, ni por voluntad propia, albergan y emiten energías muy negativas que acaban por afectar al entorno más cercano. Sea por complejos, por la educación que han recibido o por lo que fuere (no estoy capacitada para determinarlo), sus almas encierran tal cantidad de negatividad que la relación con ellas es difícil, compleja y, por contagio, exasperante.


Pero, pero, pero... Tengo la suerte de haber podido comprobar que también hay personas del polo opuesto. Y es que he conocido a seres que han decidido tomar las riendas de sus vidas con toda la responsabilidad que ello implica, dispuestos a luchar por sus ideales desde la acción y el respeto, que no se dejan llevar por la corriente, y que se enriquecen con la ilusión y esperanza que en los demás generan. Y, de entre todas esas personas, he de destacar a una especialmente positiva.

La sonrisa es su bandera y la perseverancia su modus vivendi. No se queja, no se rinde. El "no" parece no estar en su vocabulario, ni las palabras descanso, rendición, ni retaguardia. La energía se pasea por sus labios y brinca divertida en las pupilas de sus ojos. Es palpable a medio metro de distancia, la notas revoloteando a tu alrededor y atravesarte las entrañas cuando te descuidas, como un fogonazo... Y no puedes evitar el deseo de querer atrapar esas chispas y llevártelas contigo para que te den las fuerzas que a veces tanto necesitas. Sí, amig@s, sí. Hay luces blancas en forma humana a nuestro alrededor, y para descubrirlas, basta con escuchar con los ojos y mirar con el corazón.

19 de mayo de 2011

El tamaño importa

Seguro que sois much@s más de lo habitual quienes habéis entrado a leer este post movidos por la vana esperanza, infundida por el título, de encontraros con un post en el que se va a tratar algo relacionado con el sexo. Siento decepcionaros, pero La culpa es de Milú no va a hablaros de tamaños de aparatos reproductores ni nada por el estilo, sino de otros tamaños, mucho más relevantes y, parece ser, tremendamente relativos.


Y es que, como siempre (¡qué cosas!), resulta que tengo una amiga que es grande, muy, muy grande, pero ella se siente pequeña, muy, muy pequeña... Esto me lleva a pensar que al final va a ser que el Pau Donés y Jarabe de Palo tenían razón cuando cantaban eso de "depende, todo depende, de según como se mire todo depende" (si le ponéis la tonada quedará mucho mejor). Será que se inspiraron en casos reales a la hora de componer la canción.



Me gustaría tener conocimientos de óptica u optometrista, o como se diga, e inventar unas gafas para corregir la alteración visual de mi pequeña gran amiga. Porque algo más grave que la miopía le impide ver que tiene un corazón equiparable en tamaño tan solo al mismísimo universo, que su generosidad es infinita y que su inteligencia nos deslumbra. Bajo su punto de vista, su gran valía se convierte en algo minúsculo y lo que los demás vemos como virtuoso desaparece bajo un manto de dudas e incertidumbres. Por fortuna sorda no es, esperemos que se sienta aludida la próxima vez que escuche esa canción de moda que dice: "you're amazing just the way you are".

17 de mayo de 2011

Guapa por dentro... ¡y por fuera!

Ea, pues eso, que La culpa es de Milú, que ya es guapa por dentro, quiere serlo también por fuera. Porque sí, porque le apetece, porque el envoltorio a veces también cuenta y porque seguro que os va a encantar.

Gracias a Patrick y a su prima Elena La culpa es de Milú tiene unos nuevos envoltorios para sus creaciones.

A partir de ahora anillos, pendientes, broches y pulseras irán dentro de unos saquitos de tela de arpillería hechos a mano, con una buena dosis de paciencia, mucho arte y muchísimo cariño. La culpa es de Milú apuntó la idea, Patrick se encargó del diseño, corte y confección y Elena de idear, crear y estampar el logotipo. ¡Qué gran trabajo!

Si es que..., no hay nadie más afortunado en el mundo. Al final La culpa es de Milú se está convirtiendo en el punto de encuentro y el foro creativo de unos buenos, imaginativos y generosos amig@s. Demostración palpable de que hay quien da sin esperar nada a cambio y, sobretodo, de que la buena gente y el amor incondicional existen.

7 de mayo de 2011

Rostros pálidos

La culpa es de Milú se ha tomado unos días, necesitados, de vacaciones. Pero está aquí de nuevo para presentaros las últimas creaciones y seguir contándoos cositas. En estos días, como podéis comprobar, el blog ha sufrido unos pequeños cambios y es que La culpa es de Milú se ha aplicado eso de "renovarse o morir" que está de moda y sienta tan bien en algunas ocasiones.

Esta semana la cosa ha ido del salvaje oeste. En La 2 pusieron una de las grandes, "Río Bravo", y yo que soy de poca tele no pude resistirme a la tentación de volver a verla. Hace unos minutos ha terminado una de las pelis de indios y vaqueros que tanto le gustan a mi peque y a la que he prestado poca atención. Pero se me ha quedado una escena en la que un indio hablaba con un "rostro pálido". Y la expresión me ha llevado a pensar en las personas que en realidad lo son, no por el color de su piel, sino porque su cara refleja el vacío que hay en su interior.


El día a día, la rutina, el conformismo y dejarse llevar por la corriente convierten a la gran mayoría en rostros pálidos. Poco a poco, y sin darnos cuenta, nos metemos en el bucle del ritmo que nos marca la sociedad actual. Familia, trabajo, casa y poco más van anulando esperanzas y difuminando los colores del espíritu si uno no hace nada por remediarlo. Así desaparecen la alegría y la ilusión, y se borran hasta los sueños, que acaban siendo un vago recuerdo de la juventud.

A la culpa es de Milú le gusta el color, así que..., ¡fuera palideces! Eso sí, nada de añoranzas, ni de pensar en lo que pudo ser y no ha sido. No. Hay que pensar qué es lo que nos gustaría hacer, es posible y está a nuestro alcance y ¡hacerlo! Un viaje, deporte, un curso, salir a tomar una copa... Un pequeño cambio nos sacará de la rutina y nos hará reverdecer. Ah, y cómo no, no estaría de más regalarnos o regalar alguna de las coloridas creaciones de La culpa es de Milú, para alegraros la vista y el corazón. ;)

19 de abril de 2011

Flores raras

Afortunadamente en esta vida no todo es blanco o negro. Aunque existe un denominador común, al que la mayoría considera "lo normal", éste convive, cada vez con más armonía, con la diferencia. Si no te fijas predomina la monotonía, pero hay que prestar un poquito de atención para comprobar que la variedad no es una ilusión y que, por suerte, hoy en día hay lugar para todo y para todos.

(La culpa es de Milú creó un anillo lleno de colores, acorde con los gustos de su futura dueña)

La moda es uno de los elementos que se empeña en que todos seamos iguales. Anula personalidades y da lugar a una monocromía que resulta de lo más triste y aburrida. Menos mal que están quienes tienen un poco de juicio y adaptan a su estilo propio lo que de la moda más les conviene. También hay quien rema a contra corriente y lleva la contraria a todo aquello que esté en boga. Luego, los que forman parte de grupos que creen que van contra la moda pero, en realidad, están siguiendo una moda. Y, finalmente, los que "van a su bola", cosa que creo que se está poniendo también de moda, pero aún no lo tengo claro del todo.

(Entre flores, los pendientes de La culpa es de Milú a juego con el anillo)

Los que siguen sus propias pautas no son tan rara habis como pensamos. Sin ir más lejos, en mi grupo de amigas tenemos una flor rara, descripción que le va al pelo puesto que le encantan las flores y combina todos los colores posibles a su antojo. No importa cuál sea la moda, ella tiene su estilo y no se aleja nunca de él, signo que delata un carácter sólido y acentuado como pocos. Esto no suele ser habitual entre las mujeres de hoy en día, porque lo más frecuente es encontrarse con temores, dudas y debilidades... No quiero decir que mi amiga es una dama de hierro como  la Tacher, no. Mi flor es sensible y tierna cuando tiene que serlo, ella lo tiene muy claro. Una gran virtud.

13 de abril de 2011

Un pedacito del paraíso

Hace unos días tuve que ir al puerto de Xàbia (Jávea para los castellanoparlantes) por cosas del trabajo. Xàbia tiene un puerto pequeñito pequeñito ,pero muy cuco. La luz en él es especialmente intensa, cálida y revitalizadora... El aire viene impregnado de salitre almibarado..., puro Mediterráneo... Afortunados los javienses que viven en esa zona y los turistas que tienen tiempo de disfrutarlo, porque el puerto de Xàbia es una joya.

Y dentro de este paisaje casi idílico, yo diría que hasta mágico, el otro día me llamó la atención un rinconcito que hasta ahora (nunca es tarde cuando la dicha es buena) no había visto. Detrás del paseo, yendo hacia el puerto pesquero por la carretera, una escalera lleva hasta un pedacito del paraíso, o al menos eso me pareció cuando lo ví. Dos o tres bares pintorescos, con unas pocas sillas y mesas en sus terrazas, configuran un rincón en la "pujaeta" de lo más acogedor e incitante.

El nuevo descubrimiento activó mis neuronas y me puso a imaginar... De repente eché en falta la compañía de alguien interesante y fumador. Eso me parecía importante, que fuera fumador. No sé explicar el motivo pero el rinconcito idílico me hizo echar de menos el tabaco a pesar de que ¡¡lo dejé hace más de ocho años!! Bueno, la cuestión es que me apeteció coger mi moto, ir a buscar un hombre a la altura de las circunstancias y del lugar, claro, y llevármelo conmigo a la "pujaeta".


La pulsera blancinegre de La culpa es de Milú, ideal para la ocasión.

Sin corbata, sin camisa, sin tapujos. Dinámico, atractivo, conversador y fumador..., según mi imaginación. Nos sentaríamos al atardecer en una de las terrazas con vistas al mar y pediríamos un güisqui con hielo y un gin tonic. Y, dándole yo al de malta y él a la ginebra (uno de los dos tenía que seguir la moda), se sucederían la charla, las risas, los silencios... Hasta que el amanecer nos sorprendería con la mella del rocío salado en las gargantas y el frescor de la brisa noctámbula en los huesos...

El timbre del teléfono móvil, siempre inoportuno, me devolvió a la realidad. Pero, por fortuna, la realidad no dista mucho de lo que estaba imaginando. Tengo la moto, me gusta el güisqui y en el puerto de Xàbia hay un rincón paradisíaco que me está esperando. ;)

11 de abril de 2011

Había una vez, en un reino no muy lejano...

En los cuentos de hadas hay princesas que han sido encerradas por un rey, reina o bruja malvados y viven con la esperanza de ser rescatadas por un príncipe apuesto y valiente. Hasta aquí la fantasía...

Hoy no hablaremos de que siempre son las princesas las que necesitan ayuda y han de esperar al príncipe azul que va a dar sentido a sus vidas, ni tampoco del hecho de que habitualmente la maldad suele aparecer representada en una figura femenina... No, esas son harinas de otros costales. El cuento de hoy no va de cuentos, sino de realidades. Realidades que superan a todas las ficciones y que son tanto o más inexplicables.

Conozco una princesa, con labios de fresa y piel de caramelo, que vive encerrada en la fortaleza de su particular castillo. Cuatro pisos de altura, dos puertas por rellano y un foso materializado en el asfalto más gris de todo el pueblo, dan cobijo a una joven tan guapa e inteligente como sensible e insegura. Tiene miedo a la gente. Es dulce, bella y generosa, pero se mira al espejo y se siente fea, horrorosa. Ni el más valiente y apuesto de los príncipes puede liberarla, porque esta princesa, más que bella, hermosa, es presa de sus propias inseguridades.

¿Cómo, qué, quién podría ayudarle?

(A la princesa de este cuento le encantan las sortijas de La culpa es de Milú, especialmente esta de alambre azul)


Si hay algo que los cuentos y la realidad tienen en común son la ilusión y la esperanza de que todo puede mejorar. Un final feliz es posible. Ojalá que algún día la princesa de labios de fresa y piel de caramelo vea en el espejo lo que los demás vemos, un corazón y una belleza que envidian desde el mismo cielo. Que pronto abra puertas y ventanas de par en par y grite a los cuatro vientos que va a comerse el mundo entero.

Y, colorín, colorado, este cuento se ha acabado.

6 de abril de 2011

Hasta pronto bicho

Bicho se ha ido..., bueno, pero seguro que no es para siempre, que volverá pronto.

Aunque en el mundo de los bichos no pasa como en el de los humanos, que con 40 años aún no nos hemos emancipado, bicho es un broche precoz, muy precoz. Con tan sólo unos días de vida ha decidido instalarse cómodamente en una camiseta blanca básica y recorrer mundo. Eso sí, era una camiseta de un blanco inmaculado.

(En la foto, bicho en la última reunión con familiares y amigos en Dénia)

Bicho se ha ido a un lugar en el que las camisetas son t-shirts, los adolescentes son "teenagers" y a lo que mola le llaman "cool". Vamos, que se ha ido a Barcelona, al meollo, al centro neurálgico de la moda, el diseño, la cultura y todo lo que a la gente "cool" le interesa.

Conociéndole..., seguro que una vez llegado a Barna, bicho no ha dudado en dejar la t-shirt blanca y mudarse a otra más estilosa, para acudir a todos los eventos que se suceden vertiginosamente en los días y, sobre todo, en las ajetreadas noches barcelonenses.

Con tristeza, pero con la esperanza de volver a verle pronto, le deseamos tiempos muy intensos y felices en Barna. Esperamos tener noticias suyas. ¡Hasta pronto bicho!

2 de abril de 2011

¡¡Será bicho!!

Qué curioso esto de tener un blog, una no sabía si iba a ser capaz de encontrar cosas que contaros y resulta que lo que no tiene es tiempo para compartir todo lo que quisiera. La culpa es de Milú lleva varios días escribiendo posts en su mente, en los que ha tratado temas tan diversos como el valor de la amistad, el placer de conducir una moto en las mañanas primaverales, las bondades y crudezas de ser madre, cómo elabora sus piezas de bisutería..., en fin, casi de todo.

Pero llega el momento de ponerse delante del recuadro en el que se editan las entradas y todos esos posts han desaparecido, para dar lugar a otro bien distinto a todos y cada uno de los que había imaginado. La cuestión es que, contrariamente a lo que pensaba, siempre hay algo que contar. Otra cosa es que interese o no, está claro.

Y todo esto no significa otra cosa más que el hecho de tener un blog está resultando de lo más motivador y estimulante. Desde que La culpa es de Milú ocupa este pequeño espacio, no sólo surgen, revolotean, vienen y van nuevos temas, asuntos e ideas sobre los que escribir, sino también nuevas sortijas, algún que otro broche e, incluso, una pulsera y un colgante. Pero, pero, pero..., están aún en el horno, paciencia. Pronto los veréis.

Para ir abriendo boca La culpa es de Milú os muestra un broche original y colorido que se llama "bicho", porque es algo trasto y porque le gusta pegarse como una lapa a las camisas, jerseys y camisetas que se encuentra por el camino. ;)

Hasta aquí el post de hoy. La culpa es de Milú os desea un feliz fin de semana, si entráis al blog en estos días. Si no, da lo mismo el día que sea, debéis procurar disfrutarlo al máximo.

28 de marzo de 2011

¡Estornudamos por fin!

Estornudáis, ergo existís. Que quede claro que esta vez la culpa no es de Milú, sino de la primavera, que las fosas nasales altera. Se hizo de rogar, pero parece que ya está aquí, y si no que se lo pregunten a mi amiga Alba, que se pasa el día con el pañuelo en la mano. Es lo que tiene ser una persona muy sensible, que la sensibilidad aflora en primavera y se manifiesta de distintos modos, en este caso con unas rinitis del copón, por no decir de narices (que sería lo propio). Hablando de mi amiga Alba y de la primavera..., en su poder tiene una de las sortijas más coloridas y vistosas de La culpa es de Milú. A ver si lee el post y le da por hacerle una foto para que pueda mostrárosla. Por cierto, hay otras amigas, de las que os hablaré más adelante, que también tienen alguna que otra sortija y pendientes... Que vayan haciendo fotos, que un día de estos les llegará su turno...



¡¡Bieeennn!! Alba, que es un sol, ha respondido al llamamiento, rauda y presta. Ha hecho las fotos, con el móvil, y me las ha enviado por el Whatsapp. Lo malo es que mi Whatsapp funciona fatal, los mensajes me llegaron a las tres y pico de la madrugada y yo, que me estoy haciendo algo mayor, últimamente me despierto hasta con el vuelo de una mosca, así que los pitidos del móvil me dieron un susto tremendo, aunque no tan tremendo como la alergia primaveral de mi amiga Alba. En fin, que aquí tenéis la sortija y los pendientes de La culpa es de Milú (más o menos se intuyen, jejeje, cosas de las cámaras de los móviles). Quien tiene una Alba, tiene un tesoro. ¡¡Gracias!


23 de marzo de 2011

Primavera gris

Ha llegado la primavera, sí, eso dicen, pero... ¿a dónde ha llegado? Por el momento, no hay  ni rastro de ella. Bueno, algún rastro sí que hay porque si dejásemos de mirar el cielo gris, plomizo, y nos fijáramos en los almendros, veríamos que ellos son la primavera. Como esta sortija de madreperla fucsia sobre la que se han posado un botón naranja y un cristal Swarovski lila que han hecho algo más que buenas migas. Y la culpa es de Milú, por sólo 6 euros.

¿La culpa es de Milú?

Sí es de ella y de nadie más que ella, porque sus formas, texturas y colores son toda una tentación. La culpa es de Milú te va a presentar, poquito a poco, creaciones completamente originales, fruto de la inspiración, del aburrimiento, la creatividad o de la enajenación (vaya a usted a saber). Lo único seguro es que se trata de piezas únicas, que se pueden adaptar a todos los gustos -por encargo-, hechas a mano con ilusión y mucho cariño. Ah, por cierto, a precios muy asequibles, ya lo verás. Y, ya sabes... te guste o no... La culpa es de Milú.

La primera piedra

La primera piedra, se supone, es la más importante. Porque quien da primero, da dos veces, porque es la que soporta el peso de las demás piedras y porque siempre se ha de comenzar por el principio. Así que hay que tener mucho cuidado y esmero en su colocación. Si bien es cierto que La culpa es de Milú, parte de ella corresponde a alguien que ha tenido mucho, muchísimo que ver en la colocación de esta primera piedra. Él ya sabe quién es, pero no sabe que es un gran creador, además de una gran persona y mi mejor amigo. En mi casa siempre se ha dicho que "es de bien nacidos ser agradecidos" y como ni Milú, ni su culpa serían posibles sin él, se merece estas y otras muchas, muchísimas líneas, que van, para siempre, escritas en mi corazón.