19 de abril de 2011

Flores raras

Afortunadamente en esta vida no todo es blanco o negro. Aunque existe un denominador común, al que la mayoría considera "lo normal", éste convive, cada vez con más armonía, con la diferencia. Si no te fijas predomina la monotonía, pero hay que prestar un poquito de atención para comprobar que la variedad no es una ilusión y que, por suerte, hoy en día hay lugar para todo y para todos.

(La culpa es de Milú creó un anillo lleno de colores, acorde con los gustos de su futura dueña)

La moda es uno de los elementos que se empeña en que todos seamos iguales. Anula personalidades y da lugar a una monocromía que resulta de lo más triste y aburrida. Menos mal que están quienes tienen un poco de juicio y adaptan a su estilo propio lo que de la moda más les conviene. También hay quien rema a contra corriente y lleva la contraria a todo aquello que esté en boga. Luego, los que forman parte de grupos que creen que van contra la moda pero, en realidad, están siguiendo una moda. Y, finalmente, los que "van a su bola", cosa que creo que se está poniendo también de moda, pero aún no lo tengo claro del todo.

(Entre flores, los pendientes de La culpa es de Milú a juego con el anillo)

Los que siguen sus propias pautas no son tan rara habis como pensamos. Sin ir más lejos, en mi grupo de amigas tenemos una flor rara, descripción que le va al pelo puesto que le encantan las flores y combina todos los colores posibles a su antojo. No importa cuál sea la moda, ella tiene su estilo y no se aleja nunca de él, signo que delata un carácter sólido y acentuado como pocos. Esto no suele ser habitual entre las mujeres de hoy en día, porque lo más frecuente es encontrarse con temores, dudas y debilidades... No quiero decir que mi amiga es una dama de hierro como  la Tacher, no. Mi flor es sensible y tierna cuando tiene que serlo, ella lo tiene muy claro. Una gran virtud.

13 de abril de 2011

Un pedacito del paraíso

Hace unos días tuve que ir al puerto de Xàbia (Jávea para los castellanoparlantes) por cosas del trabajo. Xàbia tiene un puerto pequeñito pequeñito ,pero muy cuco. La luz en él es especialmente intensa, cálida y revitalizadora... El aire viene impregnado de salitre almibarado..., puro Mediterráneo... Afortunados los javienses que viven en esa zona y los turistas que tienen tiempo de disfrutarlo, porque el puerto de Xàbia es una joya.

Y dentro de este paisaje casi idílico, yo diría que hasta mágico, el otro día me llamó la atención un rinconcito que hasta ahora (nunca es tarde cuando la dicha es buena) no había visto. Detrás del paseo, yendo hacia el puerto pesquero por la carretera, una escalera lleva hasta un pedacito del paraíso, o al menos eso me pareció cuando lo ví. Dos o tres bares pintorescos, con unas pocas sillas y mesas en sus terrazas, configuran un rincón en la "pujaeta" de lo más acogedor e incitante.

El nuevo descubrimiento activó mis neuronas y me puso a imaginar... De repente eché en falta la compañía de alguien interesante y fumador. Eso me parecía importante, que fuera fumador. No sé explicar el motivo pero el rinconcito idílico me hizo echar de menos el tabaco a pesar de que ¡¡lo dejé hace más de ocho años!! Bueno, la cuestión es que me apeteció coger mi moto, ir a buscar un hombre a la altura de las circunstancias y del lugar, claro, y llevármelo conmigo a la "pujaeta".


La pulsera blancinegre de La culpa es de Milú, ideal para la ocasión.

Sin corbata, sin camisa, sin tapujos. Dinámico, atractivo, conversador y fumador..., según mi imaginación. Nos sentaríamos al atardecer en una de las terrazas con vistas al mar y pediríamos un güisqui con hielo y un gin tonic. Y, dándole yo al de malta y él a la ginebra (uno de los dos tenía que seguir la moda), se sucederían la charla, las risas, los silencios... Hasta que el amanecer nos sorprendería con la mella del rocío salado en las gargantas y el frescor de la brisa noctámbula en los huesos...

El timbre del teléfono móvil, siempre inoportuno, me devolvió a la realidad. Pero, por fortuna, la realidad no dista mucho de lo que estaba imaginando. Tengo la moto, me gusta el güisqui y en el puerto de Xàbia hay un rincón paradisíaco que me está esperando. ;)

11 de abril de 2011

Había una vez, en un reino no muy lejano...

En los cuentos de hadas hay princesas que han sido encerradas por un rey, reina o bruja malvados y viven con la esperanza de ser rescatadas por un príncipe apuesto y valiente. Hasta aquí la fantasía...

Hoy no hablaremos de que siempre son las princesas las que necesitan ayuda y han de esperar al príncipe azul que va a dar sentido a sus vidas, ni tampoco del hecho de que habitualmente la maldad suele aparecer representada en una figura femenina... No, esas son harinas de otros costales. El cuento de hoy no va de cuentos, sino de realidades. Realidades que superan a todas las ficciones y que son tanto o más inexplicables.

Conozco una princesa, con labios de fresa y piel de caramelo, que vive encerrada en la fortaleza de su particular castillo. Cuatro pisos de altura, dos puertas por rellano y un foso materializado en el asfalto más gris de todo el pueblo, dan cobijo a una joven tan guapa e inteligente como sensible e insegura. Tiene miedo a la gente. Es dulce, bella y generosa, pero se mira al espejo y se siente fea, horrorosa. Ni el más valiente y apuesto de los príncipes puede liberarla, porque esta princesa, más que bella, hermosa, es presa de sus propias inseguridades.

¿Cómo, qué, quién podría ayudarle?

(A la princesa de este cuento le encantan las sortijas de La culpa es de Milú, especialmente esta de alambre azul)


Si hay algo que los cuentos y la realidad tienen en común son la ilusión y la esperanza de que todo puede mejorar. Un final feliz es posible. Ojalá que algún día la princesa de labios de fresa y piel de caramelo vea en el espejo lo que los demás vemos, un corazón y una belleza que envidian desde el mismo cielo. Que pronto abra puertas y ventanas de par en par y grite a los cuatro vientos que va a comerse el mundo entero.

Y, colorín, colorado, este cuento se ha acabado.

6 de abril de 2011

Hasta pronto bicho

Bicho se ha ido..., bueno, pero seguro que no es para siempre, que volverá pronto.

Aunque en el mundo de los bichos no pasa como en el de los humanos, que con 40 años aún no nos hemos emancipado, bicho es un broche precoz, muy precoz. Con tan sólo unos días de vida ha decidido instalarse cómodamente en una camiseta blanca básica y recorrer mundo. Eso sí, era una camiseta de un blanco inmaculado.

(En la foto, bicho en la última reunión con familiares y amigos en Dénia)

Bicho se ha ido a un lugar en el que las camisetas son t-shirts, los adolescentes son "teenagers" y a lo que mola le llaman "cool". Vamos, que se ha ido a Barcelona, al meollo, al centro neurálgico de la moda, el diseño, la cultura y todo lo que a la gente "cool" le interesa.

Conociéndole..., seguro que una vez llegado a Barna, bicho no ha dudado en dejar la t-shirt blanca y mudarse a otra más estilosa, para acudir a todos los eventos que se suceden vertiginosamente en los días y, sobre todo, en las ajetreadas noches barcelonenses.

Con tristeza, pero con la esperanza de volver a verle pronto, le deseamos tiempos muy intensos y felices en Barna. Esperamos tener noticias suyas. ¡Hasta pronto bicho!

2 de abril de 2011

¡¡Será bicho!!

Qué curioso esto de tener un blog, una no sabía si iba a ser capaz de encontrar cosas que contaros y resulta que lo que no tiene es tiempo para compartir todo lo que quisiera. La culpa es de Milú lleva varios días escribiendo posts en su mente, en los que ha tratado temas tan diversos como el valor de la amistad, el placer de conducir una moto en las mañanas primaverales, las bondades y crudezas de ser madre, cómo elabora sus piezas de bisutería..., en fin, casi de todo.

Pero llega el momento de ponerse delante del recuadro en el que se editan las entradas y todos esos posts han desaparecido, para dar lugar a otro bien distinto a todos y cada uno de los que había imaginado. La cuestión es que, contrariamente a lo que pensaba, siempre hay algo que contar. Otra cosa es que interese o no, está claro.

Y todo esto no significa otra cosa más que el hecho de tener un blog está resultando de lo más motivador y estimulante. Desde que La culpa es de Milú ocupa este pequeño espacio, no sólo surgen, revolotean, vienen y van nuevos temas, asuntos e ideas sobre los que escribir, sino también nuevas sortijas, algún que otro broche e, incluso, una pulsera y un colgante. Pero, pero, pero..., están aún en el horno, paciencia. Pronto los veréis.

Para ir abriendo boca La culpa es de Milú os muestra un broche original y colorido que se llama "bicho", porque es algo trasto y porque le gusta pegarse como una lapa a las camisas, jerseys y camisetas que se encuentra por el camino. ;)

Hasta aquí el post de hoy. La culpa es de Milú os desea un feliz fin de semana, si entráis al blog en estos días. Si no, da lo mismo el día que sea, debéis procurar disfrutarlo al máximo.