10 de junio de 2014

Feliz y orgullosa

No hace mucho tiempo ni me imaginaba que un día iba a escribir lo que realmente me diera la gana, sin dictados y sin premisas. Aunque llevo muchísimos años dedicándome a expresarme a través de la escritura, bueno, más bien a redactar, nunca pensé en desnudar mi alma. Y si lo consideré alguna vez siempre había una pregunta que me apartaba de la idea: "¿a quién le puede interesar lo que yo escriba?".


Hete aquí que, por unas cosas o por otras, llegó el momento de exponer en público una parte de mí, la de La culpa es de Milú, que casi nadie conocía. Comencé una nueva etapa para dar vida a La culpa..., creé un blog para promocionar mis creaciones, pero me he dejado llevar por el instinto y en los últimos posts me he dedicado a hacer lo que realmente me apetece hacer: contar cosas.


Os hablo de esto porque ha habido un momento en el que casi, casi, me he arrepentido de descerrajar los sellos de mi corazón y dejar fluir mis emociones. Casi, casi.., pero no, no pienso hacerlo, ¡nunca! Por fin hago y digo lo que deseo, lo que me pide el cuerpo, lo que me suspira el alma... Estoy feliz y orgullosa.


Y ya que estaba envalentonada, lo de dejarme llevar lo he aplicado a otros aspectos de mi vida. He tomado la iniciativa, he sacado la cabeza y he dicho quién soy y qué es lo que pienso, alto, claro y sincero... Es la primera vez en mi vida que mi profesión me ha sido realmente útil y complacedora. Como podéis imaginar..., estoy más feliz y más orgullosa aún.


Pero lo mejor de todo es que la pregunta que me planteaba ya tiene respuesta, una respuesta que cualquiera desearía, pero yo no esperaba y que me llega día a día a través de vuestros comentarios y -estoy impresionada-, con mucho apoyo, afecto y felicitaciones en la calle. Más feliz y más orgullosa es casi imposible. GRACIAS.