4 de junio de 2017

Y punto feliz



Hoy es el día en el que tengo que hablarte de ese punto en el que me encuentro. Sí, ya, ya lo sé. Normalmente los puntos son suspensivos, y aparte, sobre las íes, y coma o finales. Pero este, mi punto, es feliz como una perdiz. Feliz tras un final que, sin quererlo, ha sido un gran comienzo.

Hace un año ya que me sumergí en las turbulentas aguas del renacimiento. De golpe se abrieron las heridas y yo me sentí más que perdida, oscura, arrepentida. Pero jamás me rendí.

Le perdí...

Me encontré.

He cosido las heridas lento, a mano y con cuidado. Punto por punto, hilada tras hilada. He sido egoísta. Tanto que no puedo dejar de reír, me, yo, conmigo, de mí. No necesito nada, ni a nadie...

Ya no hay dolor, dejó de haberlo hace mucho. ¡Fue tan bello lo que hallé en mi interior!

Ahora hago el amor con la vida cada mañana. Y le doy las gracias por poder compartirla con esos seres tan maravillosos que me acompañan. Porque, aunque no te lo creas, yo tengo mi punto.

Mi punto feliz.

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