27 de febrero de 2014

De "guruses" y otras apariencias

Que me da por pensar, últimamente, en esas cosas profundas de la vida que son las que ya no tenemos tiempo de analizar porque la cosa va a una velocidad de vértigo. Y entre las pocas conclusiones que he extraído, equivocadas, seguramente, me quedo con una, la que más rabia me da, que para eso soy yo la que escribe, ea.

Ando en estas semanas de lo más ajetreada con un curso relacionado con Internet y las redes sociales, ese maravilloso mundo que todo lo va a solucionar (sí, ya, ja ja). A medida que pasan las clases y nos fulminamos las horas a base de supuestas lecciones interesantísimas para convertirnos en unos cracs de la red (sí, ya, ja ja), crece la percepción con la que entré en estas aulas; que si no acabo de adaptarme a estas cosas es porque el pilar sobre el que sustentan son las apariencias.

Veo a diario casos de marcas: empresas o personas (sí, a las personas se les reduce a la misma consideración que una etiqueta), que triunfan y fracasan en la red en cuestión de meses, semanas, incluso días u horas. Todo ello en función de lo que aparenten ser, porque en la red no cuenta lo que eres, sino lo que vendes. Con "lo que vendes" no hablo del producto o cantidad de productos, sino de lo que dices que eres y puedes ofrecer a los demás... No sé si me explico, pero es bien sencillo.

Basta con escuchar al público, a la gente que entra a las redes y cuenta sus cosas, para saber lo que buscan. Una vez que sabes lo que quieren tan sólo tienes que ponerle a tu marca una nueva máscara y hacer saber a ese público que tú o tu empresa sois precisamente lo que está buscando. Eso es... Aparentar.



Así, hay un montón de casos de gentes que lo hacen muy bien en la red, vendiendo de forma original, estudiada y diseñada (eso sí, hay que reconocerlo), una imagen de la nada de lo más apetecible. Y triunfan...

También conozco personas que en el cara a cara demuestran una gran inseguridad y destilan cierto poso de amargura, que se dedican a difundir mensajes positivos y recomendaciones para alcanzar la felicidad que se supone que les embarga. Y triunfan...

Luego están los famosos "guruses" de la red, que viven de dar lecciones a los demás copiando sus ideas de los post que escriben autores anglosajones en sus blogs. Lo mejor de todo es que se les considera "guruses" cuanto mayor es el número de seguidores que tiene su comunidad y eso, en algunos casos, se puede incluso comprar. Cuando se enfrentan al cara a cara en un aula se les ve el plumero. Y triunfan...

Podría seguir poniendo ejemplos, pero creo que ya tenéis suficientes. Sin quitarles el mérito, porque eso de llevar una máscara y aparentar ser quien no eres me parece harto difícil, todos ellos utilizan la misma técnica. No es nada complicado porque, al fin y al cabo, lo que todos queremos es ser felices. Nos fijamos en los pequeños detalles que nos simplifican la vida y perseguimos objetivos bastante comunes en la vida (trabajo, hogar, familia)... O sea, somos todos carne de cañón para quienes no tienen ni valores, ni escrúpulos. Pero triunfan...

Imagen: http://www.flickr.com/photos/navroopsehmi/239313194/